Gabriela Ortega Vázquez
Con el reciente lanzamiento del Plan de Reforestación 2025, entender la importancia de esta actividad para el ambiente, la conservación de áreas verdes y la mitigación del cambio climático se vuelve fundamental.
La Comisión Nacional Forestal (CONAFOR) define la reforestación como un conjunto de actividades que incluyen la planeación, la operación, el control y la supervisión de los procesos involucrados en la plantación de árboles. Esta puede ser de tipo urbana o rural y sus beneficios comprenden la recuperación de áreas afectadas, la conservación de suelos y cuerpos de agua, la captura de carbono y la mejora de la calidad del aire.
A estos beneficios ambientales se suman los sociales y económicos, la reforestación contribuye a la protección de la biodiversidad, ofrece espacios de sombra y recreación en las ciudades y, en zonas rurales, puede generar seguridad alimentaria e ingresos económicos cuando se implemnetan especies frutales o de aprovechamiento comunitario.
No obstante, los esfuerzos de reforestación se enfrentan a un panorama complicado. En su Manual Básico de Prácticas de Reforestación, la CONAFOR advierte que desde hace varios años México experimenta un aumento en deforestación y la degradación de ecosistemas, consecuencia de la alta demanda de terrenos para agricultura, ganadería, y desarrollo urbano y turístico. Esto ha resultado en la destrucción total o parcial de grandes superficies forestales, generando serios problemas ecológicos.
En el estado, estas amenazas también están presentes. De acuerdo con datos del Gobierno de Puebla, la estrategia de reforestación se ha enfocado en zonas como la Sierra Norte, Ajalpan y Cuapiaxtla de Madero, con el objetivo de contrarrestar las amenazas de la tala ilegal y los incendios forestales.
El reto no es menor, Puebla es actualmente el séptimo estado con más incendios forestales en el país y, solo hasta julio de 2025, el Concentrado Nacional de Incendios Forestales reportó alrededor de 300 siniestros en la entidad, lo que además provocó sequías en 54 municipios, según información de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT).
Frente a este escenario, el Plan de Reforestación 2025 busca posicionar a Puebla como un referente nacional en la recuperación de ecosistemas y el manejo sostenible de los recursos. La estrategia no solo contempla la plantación de especies nativas y frutales, sino que, también apuesta por la diversidad arbórea, impulsa alternativas productivas para las comunidades y fortalece la seguridad alimentaria de las familias poblanas.
El verdadero desafío recaerá en que las acciones no se queden en una primera jornada nada más, sino que estas logren mantener vivas las nuevas plantaciones, consolidando un verdadero cambio en los bosques de Puebla.